Es muy importante para alcanzar un adecuado desarrollo personal saber si tienes malos hábitos. Los hábitos son los comportamientos rutinarios y frecuentes que se realizan casi de manera inconsciente. Si estos son malos pueden perjudicarnos, por lo que debemos prestar atención para detectar y eliminar un mal hábito.

¿Qué son los malos hábitos?

Un mal hábito puede tratarse de una simple actividad como dormir a horas inoportunas o  ingerir cierto tipo de alimentos dañinos (por ejemplo, comida basura), hasta procesos más complejos vinculados con el trato social, por ejemplo, saludar de cierta manera.

El problema de estos comportamientos rutinarios es que se realizan sin pensar y pueden afectarnos a nivel laboral, de pareja, en los estudios… en fin, en cualquier área de nuestras vidas. De allí que sea vital detectar estos malos hábitos y erradicarlos a como dé lugar.

¿Cómo detectar un mal hábito?

Es difícil precisar cuándo cierto comportamiento es un hábito negativo, pues a veces depende de las circunstancias y los resultados. Por ejemplo, la costumbre de repetir una frase dentro de una conversación puede ser catalogada como una fea muletilla, pero posiblemente esta ayude a reforzar ciertos puntos.

De allí que a veces resulta más fácil detectar los hábitos negativos en los demás que en nosotros mismos e incluso hasta podemos llegar a afirmar rotundamente que carecemos de los mismos.

Suele suceder también que cuando alguien nos alerta sobre cierto tipo de comportamiento nos ponemos a la defensiva justificándolo con alguna excusa.

Claro está, hay comportamientos habituales que no hay como buscarle justificación para considerarlo como aceptable o un buen hábito. ¿Ejemplo? El comerse las uñas.

De allí que el paso fundamental para eliminar esos malos hábitos que entorpecen nuestro desarrollo personal sea sincerarnos y admitir que se trata de un comportamiento rutinario negativo.

¿Cómo eliminar un mal hábito?

Una vez que se ha detectado un comportamiento habitual que afecta alguna parte de nuestras vidas, debemos ponernos en acción para eliminarlos.

Los pasos que debemos seguir son los siguientes:

  • Reemplazar ese mal hábito por un buen hábito. Siguiendo el ejemplo de las uñas, para evitar comértelas puedes formarte como hábito cuidártelas a menudo (limarlas y pintarlas con frecuencia)
  • Colocar obstáculos para que no se lleve a cabo el comportamiento indeseado. Volviendo al ejemplo anterior, si tuvieras guantes o pintura de sabor desagradable sobre las uñas seguramente no podrías comértelas.
  • No recaer en tu decisión. Sucede que se lleva más tiempo tratar de cambiar un hábito que el que demora en volver a caer en el comportamiento indeseable. Por lo tanto, no desmayes nunca en tu esfuerzo de cambiar.

Claro está, eliminar un mal hábito no es un procedimiento sencillo porque se trata de una conducta aprendida durante mucho tiempo y que ha sido reforzada de diversas maneras. En otras palabras, hay que hacer el esfuerzo para desaprender y cambiar.

El esfuerzo se verá coronado cuando observemos que en lugar de hacer eso que tanto nos perjudica hacemos algo diferente, es decir, cuando realizamos una conducta alternativa sin ningún esfuerzo.